Mantener una ficción que
mezcle inocencia, ambigüedad, enamoramientos y melancolía es un desafío que
Dënver reprueba en su tercer trabajo “Fuera de campo” (Independiente, 2013). Porque si anteriormente
el dúo pop formado por Mariana Montenegro y Milton Mahan había demostrado con
gracia que podía juguetear con la perversión y el romanticismo, hoy la
pareja se escucha perdida entre una producción musical irregular y un
empobrecido anecdotario, baches que terminan por opacar casi la totalidad de un
disco que debía superar a su brillante antecesor, “Música, gramática, gimnasia”
(Cazador, 2010).
Y es que la falta de un
concepto que sostenga estas diez canciones es lo que más le pesa a la dupla,
pues durante los casi cincuenta minutos de la placa las motivaciones de
Montenegro y Mahan parecen apuntar en sentidos contrarios. Es Montenegro quien
sobresale con madurez como protagoniza de “Las Fuerzas”, “Medio mal”
y “Medio Loca (hasta el bikini me estorba)”, tres piezas impecables, adornadas
por pertinentes orquestaciones, percusiones y sutiles decorados electrónicos,
en donde se rondan temáticas amorosas desde una perspectiva simple y directa.
Son estos momentos en los que Dënver consigue cuajar un pop cautivador, a
la altura de una banda que intenta demostrar el crecimiento de sus
composiciones y de un estilo que trata de despegarse de la fachada edulcorada
de sus primeros años.
Lamentablemente, el grueso del
álbum es desaprovechado por Mahan en canciones recargadísimas de cuerdas
y vientos como “Tu peor rival”, “Revista de gimnasia”, “Torneo local”
-recuperada del repertorio primigenio del dúo en una versión desencajada y
desechable- o la arrebatada “El árbol magnético ataca por sorpresa”. No obstante,
el cantante consigue alcanzar ciertos grados de lucidez en “Concentración de
campos” junto a Cristóbal Briceño como invitado en un emotivo dueto que se
sobrepone a la precaria base electrónica que lo sustenta y al agregado de
electricidad que lo remata.
Al no encajar las piezas,
“Fuera de campo” no sólo se escucha como un pastiche de la caricatura de Dënver
–esa banda obsesionada con lo deportivo y erótico (“Revista de gimnasia”), que
no tiene pudor de sonar españolada
(“Profundidad de campo”) y que se puede acercar a lo siniestro si se lo propone
(“Mejor más allá)-, sino también como un disco sin grandes direcciones y sin
ideas. Y el agotamiento prematuro de éstas, en una banda tan joven, es un
síntoma muy poco auspicioso.
Esta crítica fue publicada en "El Ciudadano" impreso, agosto 2013.
0 comentariosComments:
Publicar un comentario