miércoles, junio 22, 2011

Colectivo Etéreo: “Nuestras canciones siguen siendo actuales y van a seguir siéndolo”

Rostros 2011: Menda, Dj Vaskular, Prospegto Arkao y Dadalú. Foto: Carol Mackenzy Mcloud

No se pelearon a muerte y aseguran que nunca hubo problemas de egos. Para Colectivo Etéreo la explicación del receso voluntario que iniciaron hace dos años es mucho más simple: sólo se cansaron de tocar.
Después de recibir una serie de buenos comentarios por su debut discográfico titulado “Ijniaaa!!!” (Neurotyka, 2007), el cuarteto de rap nacional formado por Dadalú, Menda, Prospegto Arkano y Dj Vaskular inició una paulatina retirada de los escenarios, hasta que dejaron de ofrecer conciertos a fines de 2009 y cada uno continuó desarrollando sus propios proyectos.
- Llegó un momento en que Colectivo Etéreo no tocaba. Y cuando lo hacían tampoco se notaba mucho ensayo. ¿Qué les pasaba en esa época?
Prospegto Arkano: Es que no teníamos ganas de tocar, ni de ensayar.
Dadalú: Tampoco teníamos temas nuevos.
Prospegto Arkano: Sí, como que empezaba “Avanzando” y me daban ganas de vomitar.
Menda: Fue una cuestión de tiempo. Hubo una época en que empezamos a morir por eso. Estábamos súper apretados, aunque también sentí que me aburrí de tocar.
Vaskular: Me pasó lo mismo, llegó un minuto en que le dije a los chiquillos que si no hacíamos un tema nuevo no iba a tocar más, porque la banda se transformó en algo muy monótono. Ahora no, ahora tenemos ganas.
A causa de la inminente partida de Menda (quien permanecerá fuera de Chile al menos hasta fin de año), los miembros de Colectivo Etéreo comenzaron hace algunas semanas a ensayar y a componer con el ánimo de registrar la mayor cantidad de nuevas canciones antes del viaje del cantante.
Además, ya cuentan con dos shows programados para las próximas semanas (este sábado 25 de junio en Espacio Z y el sábado 2 de julio en Bar Loreto), en los que recordarán canciones conocidas y también incluirán temas nuevos. Porque aunque no tienen claros los detalles, “Ijniaaa!!!” sí tendrá continuación.
- ¿Cómo será el nuevo disco en el que están trabajando?
Prospegto Arkano: Los nuevos temas son menos dolidos, menos afectados que los otros. Si antes las canciones eran como “me siento solo, terrible triste y llorando”, ahora hablan de algo más asumido.
Dadalú: Algunas canciones han tenido un giro más social. Eso pasa porque “Ijniaaa!!!” era más personal y ahora se trata más de criticar lo que pasa alrededor. Muchos de los temas los hemos tocado en vivo, como “Te extraño” u otros.
Prospegto Arkano: Cuando empezamos a hacer el disco anterior pensábamos que éramos los únicos que nos sentíamos mal y tristes, pero en el proceso de las tocatas, conociendo gente y armando alianza con bandas de todo tipo, todo se volvió diferente. Aparte uno crece. Asumimos las cosas y hemos cambiado la postura. Asumir esa la palabra clave.
Menda: Hay una onda más motivada en las nuevas canciones, tanto en la sonoridad como en las letras…Pero por ejemplo, ese tema “Te extraño” tuvieron que convencerme para grabarlo de nuevo.
- ¿Por qué?
Menda: Es que estaba dedicado a una polola que tuve en la otra época de Colectivo, entonces no quería hacerlo. Al final, le cambié un pedazo a la canción, así la historia puede identificar a cualquiera.
Juntos, ensayando y preparando nuevo disco. Foto: Carol Mackenzy Mcloud

- ¿Trabajan como antes, cuando componían los temas por separado?
Menda: En comparación al “Ijniaaa!!!” las canciones nuevas las estamos trabajando en conjunto, más unidos y ya no tanto como creaciones individuales que se van uniendo.
Prospegto Arkano: Donde se nota eso es en que ahora hay temas donde el Vaskular pueda hacer scratch, que antes no se dio porque él se integró al grupo después.
Vaskular: Sí, ahora me llegan unos demos que dicen “esta parte es para ti”…
Dadalú: Hay que considerar que los temas del primer disco no nacieron pensando en un disco de una banda que se iba a llamar Colectivo Etéreo. Eran temas que hacíamos con el Arkano. Después conocimos al Menda y al Vaskular, entonces todo se fue dando como un colectivo que juntaba sus temas. Ahora es otro el modo de trabajar.
Vaskular: Claro, cuando conocí a los chiquillos ya tenían canciones que eran el caldo de cultivo de lo que fue “Ijniaaa!!!”. Eran canciones que se hicieron por la necesidad de hacer canciones y no por tener que sacar un disco. Si dejamos de tocar también fue porque en algún minuto nos agotamos de esa necesidad de tener un segundo disco. Nos habíamos olvidado de hacer canciones sólo por hacerlas.
Prospegto Arkano: Eso es lo más respetable para mí: hacer canciones por querer y no por la presión de tener un segundo disco. De haber sido así, tendríamos otro disco desde hace rato. Fue bueno esperar y sentir que teníamos la necesidad de hacer temas nuevos por nosotros y no porque le debíamos algo a alguien.
- Considerando que “Ijniaaa!!!” lo editaron hace cuatro años. ¿Cómo lo observan ahora que regresan?
Dadalú: Ahora que vamos a tocar de nuevo lo más obvio para aprenderme las letras fue escuchar el disco y me gusta mucho. Lo escucho como fan y pienso en mis canciones favoritas y todo. Creo que pasado todo este tiempo lo puedo escuchar desde afuera y es bacán. Es rica esa sensación.
Vaskular: Sí, porque llegó un momento en que lo odiábamos.
Prospegto Arkano: Estábamos chatos.
Vaskular: Sí, porque lo escuchamos mil veces en vivo. El Arkano lo tuvo que escuchar otras mil veces cuando lo grababa, entonces es natural que quedáramos agotados.
Menda: Uno se da cuenta de todo el tiempo que ha pasado y lo mucho que ha cambiado. No sé, pienso en las letras por ejemplo. Algunas son realmente exageradas, pero es que en esa época eran a concho.
Prospegto Arkano: Tiene que ver con una revaloración del trabajo propio, porque cuando lo hicimos como que no queríamos escucharlo. A mí me daba lata…Yo cacho que lo miré un poco en menos. Ahora lo escucho y pienso en cómo se nos ocurrieron rimas así hace siete años, porque muchas de las canciones son del año 2004 o de antes. Lo mismo con las bases o las ideas de fondo.
Vaskular: Me pasa algo similar, pero en todo sentido: desde agarrar el disco y ver que es bonito, que es un disco plateado y no verde…Esas cosas no dan lo mismo. Y después escucharlo es darse cuenta que es un disco súper bueno, tanto en lo sincero como en la calidad de la música. De hecho, el otro día estaba escuchando unas bases y pensaba “¡qué onda los hi-hat de este tema! ¡Qué onda el Arkano pasó dos meses haciendo este tema!”.
Prospegto Arkano: Ha pasado el tiempo y eso ayuda. Cuando lo hicimos no lo pensamos mucho, porque las canciones eran las que teníamos que hacer o nos moríamos. Me siento orgulloso de haber sido capaz de hacer canciones así. También le encuentro mil cosas malas al disco, pero prefiero fijarme en lo bueno.
Rap chileno en la época de oro del recordado sello Neurotyka. Foto: Hixaga

- Si bien el disco hablaba mucho de experiencias personales, también había otro tema muy característico: la opinión que tenían del rap chileno. ¿Siguen pensando lo mismo que en esa época? ¿Qué opinan del rap chileno actual?
Prospegto Arkano: Si antes me importaba un poco, ahora ya no me importa. Ni siquiera lo escucho. Lo que sí rescato son los productores, la gente que hace bases, pero lo malo es que se juntan con raperos que hablan puras hueas…Pueden haber raperos con técnicas bacanes y que rapean mucho mejor que yo, pero encuentro que sus letras no han avanzado nada. Está estancado.
Menda: Por mi parte he encontrado más grupos y hay un movimiento político social bien hardcore dentro del rap. Algunos locos tienen letras súper arduas, que tienen que ver con el contexto de ahora y del pasado. SubVerso, Portavoz o Nosecuenta, por ejemplo. Pero son agarrados con pinzas.
Dadalú: Por ejemplo, el otro día escuché una banda y era todo igual que en 2004, creyéndose de España, hablando de copete y de las minas. Cuando escucho eso pienso que todo está igual. Me falta encontrar un equilibrio en esas bandas, pensando en las bases y las letras.
Prospegto Arkano: Yo igual he escuchado cosas y todos son como “el rap es matemático, mi estilo es muy cuático, deah, te chupo una teta”.
Vaskular: El rap chileno todavía sigue estereotipado. Las cosas que nos hicieron marginarnos en esa escena siguen ahí, aunque siento que no tenemos ninguna propiedad de decir que las cosas son malas. Filo, que la gente haga lo suyo. Si tengo que hablar de calidad, el rap chileno obviamente está mejor. Ahora, el contenido siempre es algo personal.
Dadalú: Claro, quizá no dicen nada para uno, pero para otros sí.
- Es bien interesante eso que dicen de la marginalidad. Colectivo Etéreo estuvo siempre al margen, tanto del rap como del pop. ¿Creen que siempre van a ocupar ese lugar intermedio?
Vaskular: A mí eso siempre me ha dado lo mismo. Los grupos bacanes de rap en algún minuto fueron marginados. Outkast, De La Soul, Beastie Boys, grupos de los que en su momento decían que eran raperos hippies, otros que eran raperos gays en cocaína o que eran raperos blancos. Tarde o temprano las cosas se sustentan por la música.
Prospegto Arkano: Eso de estar como en un limbo me gusta. Prefiero eso a tener diez Colectivos Etéreos más. Esa es una gracia de la escena independiente chilena, que todos somos diferentes. Mientras más diversidad mejor.
Dadalú: No se sí es bueno o malo no pertenecer a un tipo de estilo. Ser así es más arriesgado. Por ejemplo, ahora me sorprende que todo el mundo quiera ver a Colectivo Etéreo, cuando al comienzo a mucha gente no le gustaba porque éramos un grupo difícil de digerir. Creo que es una inversión a largo plazo, tocando y tocando y de apoco la gente va entendiendo.
- Me parece que el “Ijniaaa!!!” tiene un gran sentido del humor, pero también una gran cuota de descontento. ¿Creen que ese descontento personal y colectivo sigue igual de vigente?
Vaskular: Son perspectivas distintas. Lo que ahora se puede ver es un descontento más social, el disco de nosotros es algo súper personal.
Dadalú: Siempre existirán personas que puedan llegar a sentir lo mismo que nosotros sentíamos cuando hicimos el disco, eso de sentirse solo, que nadie te quiere, que eres el hueon más feo. Son cosas muy universales, siempre estarán vigentes. Además vivimos en un sistema que quiere que estés descontento, porque te propone modelos que nunca vas a poder ser.
Prospegto Arkano: El proyecto político que vivimos es la modernidad y siempre la modernidad ha condenado lo que se sale del modelo. Todo nuestro sistema está construido para que cuando alguien es diferente se sienta mal. En base a eso, nuestras canciones y sus temáticas siguen siendo actuales, y van a seguir siéndolo. Es cierto, el “Ijniaaa!!!” es muy personal y en el disco nuevo hay temáticas más sociales, pero tampoco es que seamos los raperos políticos. No pretendemos ser los Panteras Negras y nunca lo vamos a ser.
Esta entrevista también fue publicada en Paniko.cl

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martes, junio 14, 2011

Adrianigual - "Éxito Mundial"



Pese a que se podría pensar lo contrario, el repudio al sistema social que conocemos no es un tema recurrente en la historia del pop nacional. Mucho menos en el que se edita actualmente en Chile, casi siempre ligado a anécdotas amorosas o a divagaciones personales. En ese sentido, “Éxito mundial” (Cazador, 2011) de Adrianigual es un interesante intento por componer un discurso respecto a los vicios de una vida totalmente neoliberalizada. Sin embargo, el segundo disco oficial de este dúo es un trabajo que cojea, se pisa la cola y terminar por caer, desmoronado por la débil reflexión que propone.
Las diez canciones de “Éxito Mundial” son protagonizadas por un personaje agotado del contexto que le toca vivir y que una y otra vez, casi con majadería, intenta subrayar su marginalidad. Títulos como ‘Me Cargan Los Ochentas’ o ‘La Pelea’ retratan la agónica caminata de este sujeto empecinado por reducir la violencia económica a las deudas y a no tener los recursos para comprar. “Mi manera es condenada, pero no quiero vivir en tu mundo, ni trabajar en tu mundo (…) Prefiero que me corte los dedos un cocinero”, se puede escuchar en “Bang Bang Bang", uno de los cortes más burdos del disco y que sintetiza un pensamiento que opta por entender las injusticias sociales como un dilema que se solucionaría con la acumulación de objetos. En ese momento, Adrianigual termina por avalar el sistema que tanto (y que supuestamente) detesta, ya que su batalla se concentra en contra del mercado y no del poder de las instituciones que resguardan las desigualdades.
Mientras caricaturiza el problema económico, Adrianigual también plantea que lo que le resta a la sociedad es la destrucción, un cataclismo que ponga punto final al desastre de nuestra especie. La canción “Arde Santiago” es el más claro ejemplo de este deseo, y en ella la banda una vez más se inclina por la salida fácil, ésa que alegoriza el baile y la fiesta como la expiación a la que debemos dirigirnos. “Trato de esquivar lo que está escrito debo hacer, listos mis zapatos, el reloj marca las tres…” se propone en ‘Me Gusta La Noche’ y lo mismo aparece en ‘La Agente’, cuando el cantante invita a perderse en el ritmo de la noche.
Otro débil aporte de la banda es la visión reduccionista de la ciudad, cuando en ‘Traga Monedas, Trágame Tierra’ se revisita el cliché de la selva de cemento, tal como lo hiciera Odisea en su debut homónimo de 2010. Este detalle no es casual – Alex Anwandter figura como productor del disco-, pues enlaza a ambas publicaciones en una corriente que de seguro se mantendrá y que da cuenta de un pensamiento ultraconservador y autorepresivo que sataniza las calles y la convivencia entre los individuos. Dicho de otro modo, “Éxito Mundial” y “Odisea” se podrían ubicar fácilmente en una clara corriente hinzpeteriana, estilo que podría madurar en la música popular chilena de los próximos años.
En tanto, la escasa consistencia en la narración de Adrianigual se consolida en el sonido que eligieron para “Éxito Mundial”. Aunque cada canción funciona como potencial hit, lo que se expone en el álbum no es más que un resumidero de tendencias, todas reinterpretadas sin pudor por el dúo. ‘La Agente’ es una lectura demasiado obvia de la onda africanista que ya viene de vuelta, mientras ‘Haití’ se parece demasiado a Sleigh Bells. Por ende, incluso en la producción del disco se intuye una desafortunada búsqueda por la vanguardia, por alcanzar un nivel superior que, a todas luces, les resulta esquivo. Paradójicos resultan, entonces, los versos que Adrianigual dedica en ‘Siglo XXI’ a esos jóvenes que quieren ser el jefe, que sueñan “con un auto grande, jefe”, cuando ellos mismos son la muestra más trasparente de la búsqueda por arrimarse al sonido del primer mundo, ese estatus que siempre les será lejano y cuyo anhelo demuestra la adicción de los autores nacionales por mirar hacia fuera, asomando la cabeza por encima de la cordillera a ver si consiguen romper con el provincianismo nacional.
Por todo lo anterior, y considerando que atravesamos tiempos en donde el malestar social recorre las calles de Chile y del resto del planeta, “Éxito Mundial” intenta colarse en la fila de la indignación, pero lo que consigue demuestra más oportunismo que coraje. Incluso una canción como ‘Sudamérica’ se intuye como el infaltable guiño ecologista del momento. Este álbum, en consecuencia, es la representación más evidente de la precaria construcción de un discurso social en la música chilena contemporánea, pues lo que se exhibe como postura radical sobre el estado de la cosas no es más que una sobria pataleta hedonista.
Esta crítica también fue publicada en POTQ.cl

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miércoles, junio 08, 2011

Natalia Molina - "Cuna de Piedras"



En tiempos en que el pop chileno no logra bajarse de la nube de la propaganda internacional –esa que lo encumbra como el terreno ideal para la creación, esa que encandila con la mentira del paraíso pop que es comprada como pan caliente por cualquiera-, un teclado y una guitarra componen un manifiesto que podría barrer con toda la seguridad de una pequeñita generación acostumbrada a escudarse en canciones románticas, todas idiotizadas por los modelos tradicionales de escritura sobre el amor. Se trata de “Cuna de Piedras” (Independiente, 2011), trabajo en el que la debutante Natalia Molina lustra el formato popular con versos rabiosos, incómodos, a ratos marginales, pero siempre presentados en calidas canciones.
Retrocediendo décadas, Natalia Molina recoge en su primer disco lo mejor del sonido beat que en Chile conquistó las radios durante los años noventa, firmando una contundente mezcla de música popular, pequeña psicodelia y balada en diez canciones. Esa atmósfera amable se contrapone con una narración de motivos semiocultos que se van descubriendo poco a poco, seduciendo lentamente hasta que se transparentan con brillantez. Por eso, si el pop tradicional lo entendemos como una marca de fábrica que se reproduce en su bondad y pacifismo, en “Cuna de Piedra” las alegres melodías se envenenan con el inverso, la imperfección y la rudeza.
“Quien duerme de noche, con escombros en el comedor, el miedo te enfoque, es el odio el que saca mi voz”, canta Molina en “Ay de mí”, canción que se completa con “Ay de mí, sin casco ni fusil, frente a un mar de falsa humanidad”. En este mismo corte las referencias a la noche y armas negras presentan una escena cruda y sofocante. Lo mismo se repite en “Revancha”, una balada de emotiva melodía que marca la cumbre de este trabajo cuando su autora sentencia “Y puede ser que hoy día sea el día aquel que has esperando tanto, conseguirás hundir al que te pisoteó y aún seguirás quejándote”, agregando “No hay rencor que no tenga un motivo” y la más intensa de sus conclusiones: “No hay revolución que no cuente un poco de sangre”.
Así se construye el atrevimiento de este álbum, valor que se expresa cuando la cantante encara una y otra vez las complejidades mundanas, aunque siempre recurriendo a arreglos luminosos. En ese contraste surgen otros cortes como “Tan Temprano”, en donde Molina reflexiona sobre el control del tiempo y el peligro de la prisa; “Por si cambias”, una alegre composición que es interpretada desde el cansancio de quien recorre la ciudad; “Llévame lejos”, otra anécdota amorosa que refiere al limbo de las inseguridades. Todo completa una obra de pop perfecto, pero que ya desde su título no le hace asco a la dificultad, a la cuna de piedras, a la falta de prosperidad y de seguridad de la buena crianza.
Finalmente, “Cuna de Piedras” funciona como un entramado de fácil aceptación, una historia sencilla, pero que da pistas de un profundo sinsabor respecto a las relaciones, las instituciones y los conceptos de bien y mal. Tal como se escucha en uno de las canciones, este debut es una fractura, un remezón que sirve para no perder las esperanzas en un pop chileno capaz de mostrar los dientes y dispuesto a esquivar la frondosa enredadera de trepadores nacionales.
Esta crítica fue publicada en POTQ.cl

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