martes, agosto 30, 2011

El buen despegue de Fakuta


Fakuta en acción junto a The Laura Palmers. Foto: Ariel Altamirano.


La presentación de Al vuelo, el primer trabajo oficial de Fakuta (alias de Pamela Sepúlveda), conjugó la euforia y la delicadeza de la cantante, quien no ocultó la alegría ni los brincos en el lanzamiento de su debut como solista. Respaldada por un público entusiasta que llenó las butacas de la Sala SCD de Bellavista y por un sonido que hizo explotar las mejores canciones de Fakuta, el show también brilló por una puesta en escena que vino como anillo al dedo a las composiciones pop de esta artista.

El inicio de la jornada estuvo a cargo de Voz de Hombre, proyecto encabezado por Cristóbal Gajardo (de Los Embajadores), que cuenta con la colaboración de Pablo Flores (namm) y que comparte filas con Fakuta en el sello nacional Michita Rex. En una breve intervención, Gajardo enseñó extractos de su disco Hombre solo, recibiendo los aplausos por su particular estilo vocal y por los arreglos electrónicos de Flores.

Posteriormente vino el turno de Fakuta. Gracias al aporte de los invitados Pablo Muñoz (De Janeiros) y Nicolás Arancibia (Astro) en programaciones, percusiones y efectos, además del trío estable de coristas conocidas como The Laura Palmers, la cantante reforzó los once cortes de Al vuelo en un espectáculo intenso. La presencia de Muñoz y Arancibia jugó un importante papel en este sentido, pues refrescaron canciones como "Estrella", "Las partes", "Segundando", "Aeropuerto" o "Mil veces vuelvo", piezas que sonaron poderosas y que, de paso, sirvieron para demostrar todo el potencial de una compositora que logró convencer con un pop electrónico y complejo, pese a no temer a las estructuras típicas de este estilo.

En tanto, los momentos más sobrios del concierto –en donde se escucharon las baladas "50 años", "Imprecisa" o "Virreinatos"– dieron cuenta de la versatilidad de la cantante, pues acercaron su voz a terrenos más oscuros y menos efectistas. Tanto en estos instantes como en todo el show, The Laura Palmers cumplieron una vez más con sus coros y coreografías, armando un cuadro de interpretación y teatralidad que selló la propuesta de Fakuta.

Por consecuencia, si algo aclaró la cantante con este lanzamiento fue la destreza con la que su incipiente repertorio puede manipular matices y contrastes, facturando un pop que se ve favorecido con su versión en directo –sobre todo si pensamos que la versión grabada de Al vuelo a veces se intuye un tanto fría y rígida. No es de extrañar, entonces, que gracias a una atinada combinación de riesgo y sobriedad, el primer gran paso de Fakuta se transformara en un muy buen despegue para su carrera en solitario.


Este comentario fue publicado en Mus.cl

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lunes, agosto 22, 2011

Voz de Hombre – "Hombre Solo"


Extraño ejercicio para un debut es el que realiza Voz de Hombre en “Hombre solo”(Michita Rex, 2011). Demostrando más debilidades que fortalezas en la producción de este disco, el primer trabajo de Cristóbal Gajardo –también vocalista de Los Embajadores– se caracteriza por la irregularidad de las ocho canciones que aquí se presentan, pero también por una atractiva propuesta que encara ese trasfondo que tiende a pasar colado entre los estrenos firmados por hombres en Chile: la propia masculinidad.
“Hombre solo” está construido en base a teclados y recursos electrónicos que arman un sonido pálido, que se podría considerar como una oscilación aún inmadura entre el post punk y un tétrico synth pop. El estilo de Gajardo, por otro lado, tampoco se escucha del todo seguro: ahí están las débiles “Como la lluvia” o “Son cosas de las cosas”, piezas que revelan que a veces el cantante y las programaciones parecen apuntar en direcciones opuestas.
Sin embargo, aunque la poca precisión en el desarrollo musical de este disco puede ser más o menos evidente, hay otros detalles en su construcción que valen la pena destacar: la descripción de un personaje (hombre) que se retuerce entre los límites de lo masculino, que a veces incluso parece travestido (como se escucha en “Allá no es él”), pero que ante todo se enfrenta a una clásica imposición social: el deber estar acompañado o contar con un mínimo de arraigo.
Las canciones retratan al fulano que está encajado en un aislamiento profundo y que no logra compartir sus deseos con nadie, cayendo una y otra vez en la angustia de la insatisfacción. No es de extrañar, entonces, que las narraciones de este disco se inclinen por la búsqueda de ese honor perdido, de ese fragmento que le falta al varón incompleto. Cortes como “El gran mall” o “Eres una extraño” hablan de este deseo en baladas fantasmagóricas, sombrías.
Otro interesante momento es la versión de “Para tenerte otra vez”, hit popularizado por Chayanne. Utilizando los efectos del vocoder, Voz de Hombre reescribe esta pieza desde la distorsión. Aquí la figura del latin lover (tan machito como sensible) suena desplazada por la otra cara de la moneda masculina o, lo que es igual, por la perturbación del imaginario varonil que abunda en la canción romántica.
A fin de cuentas, Voz de Hombre prefiere quebrar la extraña trayectoria de divagaciones que abunda entre los autores nacionales –que a ratos pueden sonar viriles, poderosos, pero también cursis y melodramáticos– para ubicarse definitivamente en un terreno crítico, en donde los sonidos y las historias retratan el absurdo de ese ideal que siempre vincula a los hombres con el triunfo y el heroísmo. Acá no hay nada de eso.
La particularidad de “Hombre solo”, entonces, está en la construcción de un pop desprolijo y al mismo tiempo prudente, que de tanto tambalearse en la definición de un sonido característico deja abierta una reflexión sobre los límites de ese hablar como hombre que, al menos en Chile, se exige casi por ley.

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jueves, agosto 04, 2011

Evelyn Cornejo - "Evelyn Cornejo"



Pensar en la dominación que ejerce el poder (económico, político, simbólico) sobre nuestras sociedades es uno de los tantos temas que atraviesan el repertorio de Evelyn Cornejo en este debut homónimo, o mejor dicho, reedición de su debut original de 2009 y ahora remozado bajo el logo del Sello Azul. Ésa y otras temáticas de índole amorosa, siempre descritas con un emotivo uso de la metáfora y la fábula, son los componentes de un trabajo que se inunda de sonidos latinoamericanos y del folclor nacional para sacarle punta al lenguaje y canalizar a través del pop un mensaje que supera con creces al del resto de su generación.

Desde la canción que abre este disco, "América", hasta la versión de Violeta Parra con la que se cierra, "Versos pa’ la niña muerta", Evelyn Cornejo sorprende con una voz serena, que traspasa con destreza la angustia y la paz por partes iguales. Asimismo, los matices con los que juega su entonación son respaldados por un acertado trabajo instrumental, en donde la guitarra –principalmente acústica, pero que no le teme a la electricidad- comanda una orquesta de percusiones y arreglos que evocan al imaginario mapuche y a los protagonistas de una historia urbana y particularmente chilena.

Este detalle es fundamental: el álbum de Evelyn Cornejo evidencia una intención por responder a la realidad nacional, pero no desde lo coyuntural –que sería demasiado obvio-, sino desde un ejercicio a menor escala que nace desde el lenguaje. Los pacos, el guanaco, ser pajarón, encalillarse o engrupir son modismos que Cornejo usa para anclar su disco en un terreno local y eso –en tiempos donde los nuevos creadores pop lo único que quieren es borrar cualquier huella de chilenismo, para así responder a la supuesta demanda internacional-, es un característica que define el temperamento de esta creadora.

Por eso, en pasajes como "Alerta", "País de cobre" o "La huelga", el canto de Evelyn Cornejo se transforma en una crítica a las tragedias que sacuden la vida cotidiana de este lado del mundo. De hecho, su "Carmela"recreada a partir de “La pérgola de las flores” demuestra el desprecio por las asimetrías del sistema que conocemos, ya que en donde antes se escuchaba la ensoñación por el progreso que trae la ciudad, ahora, gracias a la impronta de Cornejo, se transparenta la vigente miseria de ese mito de nuestra cultura popular.

En el caso de sus relatos amorosos pasa lo mismo. "Planta medicinal", "La gallina y el león" y "Los ratones" son muestras de la ingeniosa narración de Cornejo. En estos casos, las historias más o menos sentimentales juegan con la trama, los personajes y los espacios para elaborar un discurso lúdico y que se intuye bastante alejado del dramatismo de manual.

Por su apuesta sonora y por la diversidad de temáticas sociales que se atreve a proponer, el debut oficial de Evelyn Cornejo es la demostración de cómo la canción popular puede aunar diversos estilos –acústicos, folclóricos, sudamericanos- para responder a la historia que se vive a pulso, atenta a las cuestiones del día a día, pero también a los grandes asuntos que se esconden y que asumimos como naturales.
Esta crítica también fue publicada en POTQ.cl


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