viernes, junio 01, 2012

Mika Martini - Los Hanoish y otras subculturas extintas



Si hay algo que distingue a Mika Martini (Hugo Espinosa Chellew) en su nuevo trabajo es la capacidad del compositor para presentar la música electrónica como un espacio de tensión. Amparado en la idea ficticia de “Los Hanoish y otras subculturasextintas”, Martini se sumerge en la ambiciosa reconstrucción fragmentaria de imágenes y territorios de un mundo desconocido, tarea en la que fusiona elementos del ambient, la experimentación  y referencias a la estética del error para armar un complejo rompecabezas.

Es el enigma el motor principal de “Los Hanoish…”, un disco que recupera nueve cortes ya publicados en distintos compilados, pero que ahora instalan una atmosfera apocalíptica en títulos como “Golfo de penas”, “Las Minas de Sal de Zipaquirastepek” o “La Lluvia se llevo a los Hanoish”. En estas canciones, las programaciones sintetizan vestigios sonoros que remiten a escenas subterráneas, oscuras, pero también marcadas por huellas digitales –circuitos, alertas, archivos alterados- que indudablemente apelan al glitch. 

A su vez, estas señas se nutren del buen uso de susurros, ecos y voces entrecortas. “Canales de Piedra y Canoas de Piel”, “La Migración de los Pachacampanac” o “La Caída de la Subcultura Subacuatica Subcontinental” son piezas que utilizan esos efectos para anclar la idea de eslabón perdido. ¿A qué evocan esos gemidos? ¿Cuál podría ser el referente más cercano de esos balbuceos?

La respuesta no existe o carecemos de ella. Ese es el dilema que Mika Martini plantea en este disco, pues aquí no sólo se distingue un estupendo ejercicio de nostalgia, sino que también  un oportuno diálogo con los límites de la música electrónica como lenguaje. 

Crítica publicada en El Ciudadano (impreso, junio 2012) 

SIGA LEYENDO

Cholita Sound - Ponte Free



Electropop con retoques de folclor, tecno adornado con secuencias reguetoneras, electroclash tropical. Esas son algunas de las mezclas que Caterina Purdy trata de desarrollar en “Ponte free”, su nuevo disco bajo el alias Cholita Sound. El reto es grande, y como sucede con la mayoría de los subproductos asociados a la cumbia digital, el resultado final es poco menos que agraciado, frío y ultra conservador.

Cubierto con un frágil envoltorio conceptual, el disco presenta a Cholita Sound, un personaje que busca resignificar la figura de la cholita andina. En “Hermana bolivariana” o “Ghetto kumbia” la cantante toma la batuta por la cultura norteña, pero al hacerlo recurre a la sobreactuación y a la mantención de estigmas vinculados al misticismo, la transmutación u otras figuras “exóticas”. En esa jugada, Purdy encapsula su propia idea en lo kitsch, etiqueta que una vez más sirve para solapar evidentes ejemplos de discriminación.

En este caso llama la atención el discurso de la ex Purdy Rocks en torno a lo popular, esa baja cultura que para sus ojos es un tesoro. “Cumbia sahumerio”, “Radio cuma” o “Perreo místico” hablan de sus problemas para encajar en el sistema económico y social, y al mismo tiempo, del encanto que producen en ella los ritmos barriobajeros. En consecuencia, el tono que adopta la cantante y la reiteración de esa idea en donde la liviandad se asocia a una clase en particular hacen del disco un ejemplo sorprendente de abajismo.

No es casual tampoco que el soporte electrónico sostenga las trece canciones de “Ponte free”, pues bajo este paraguas de bases programadas y voces  manipuladas (en donde se escucha a lejos, muy a lo lejos, una que otra percusión) se esconde una nueva ilusión de vanguardia, esa falsa sofisticación que como ocurre en otros proyectos nacionales (Astro, Valentina Fel o Adrianigual) sólo sirve para demostrar la carencia de marcas sonoras convincentes e ideales políticos concretos.

Crítica publicada en El Ciudadano (impreso, junio 2012)

SIGA LEYENDO