martes, abril 26, 2011

Rodrigo Santis: “El esqueleto siempre ha sido Congelador, pero Caravana puede marcar un quiebre”

Rodrigo Santis ahora es Caravana. Foto: Nino Aguilera

Hace un par de semanas, el sello nacional Quemasucabeza sorprendió con la publicación de Caravana, debut homónimo del último trabajo musical de Rodrigo Santis. El álbum marca el regreso a formato banda del cantante y guitarrista de Congelador, luego de los antiguos proyectos solistas Paranormal o Barco y de tomarse un tiempo en sus quehaceres como director de la discográfica. “Siempre tuve la idea de armar una grupo nuevo” admite Santis en esta entrevista, en donde además explica los detalles detrás de Caravana y los motivos que lo impulsaron a tomar el control de sus canciones.
¿Cómo llegaste a la idea de hacer un disco sin Congelador?
Tiene que ver con que Barco, que era mi proyecto solista hasta ahora, estaba muerto. Decidí cambiar, olvidarme de Barco. También coincidió con que los otros miembros de Congelador querían parar y yo esta vez quería seguir tocando. Además pensé que Quemasucabeza ya estaba funcionando bien por su lado. Lo que más me gusta es tocar, prefiero ser un artista del sello, antes que sólo el director. Así que decidí aprovechar esa buena estructura, me topé con el nombre Caravana, que me simpatizó de la nada, y empecé a armar este disco.
El estilo de Caravana se aleja un poco del sonido de Congelador. Tal vez recuerda más a la época del “4”, que se puede considerar más pop.
Sería difícil que los temas de Caravana los tocara con Congelador. Por ejemplo, “Luz subliminal” la alcanzamos a ensayar, pero no nos resultó. Otra que se llama “Recobrado” la retomé con Caravana, pero finalmente la dejé afuera de este disco porque sentía que sonaba a Congelador y yo buscaba otra cosa.
Y sobre el sonido más delicado de Caravana, ¿siempre pensaste que querías un disco así o se dio por las cosas que venía escuchando el último tiempo?
Siempre supe que quería un formato más acústico. Me acuerdo que la última etapa de Congelador, que era con las dos baterías, me tenía saturado. Los ensayos eran agotadores, con tanta batería, tanto platillo, tanto power. Me gusta el otro lado, los temas más tranquilos. Quería hacer esos temas, pero tampoco pensando en algo muy folk, desnudo o a pura guitarra. Siempre quise algo con más gente.
Me parece que Caravana presenta un estado de alegría, de buena onda, que quizás con otras bandas no se te había visto tan explícitamente. De hecho pienso en la letra de “Garantía” y su lenguaje es muy directo. ¿Cómo fue llegar a escribir así y componer de esa manera?
Walter (Roblero, bajista de Congelador) me dice que Caravana es un disco de paternidad responsable y creo que tiene razón. Esas cosas se reflejan; uno a veces es mucho menos profundo de lo que los otros creen. Cuando hago música pienso en las letras que deberían llevar esas canciones y las ideas que se me vienen a la mente son las que veo diariamente, en mi vida real. Por ejemplo, “Cada vez” es el tema más claro de padre e hijo en el disco, pero ni siquiera pensé en hacerlo de esa manera. A veces me da pudor decir “amor” en medio de una letra o decir cosas muy claras, pero en este disco me importó menos. Quizás es porque uno está más viejo y esas cosas ya dan lo mismo. Tenía ganas de ocupar letras sencillas, no tenía problemas con los clichés. Y eso es porque las cosas que me están pasando son así, bien clichés: soy padre, estoy enamorado y esas son cuestiones que le pasan a todo el mundo.
Pensando en tu primer disco como Rodrigo Santis, después en los discos con Congelador, de las cosas como Paranormal y Barco, ¿cómo piensas que se va construyendo una carrera? ¿Siempre se trata de un debut? ¿Hay alguna continuidad?
El esqueleto siempre ha sido Congelador, pero creo que Caravana puede marcar un quiebre. Ahora tengo el ánimo de que no sea el único disco de Caravana, me gustaría empezar una carrera con esto. Además, puedo aprovechar que algunas personas me conocen gracias a Congelador. De hecho, creo que toda la gente que se ha bajado el disco es porque me conoce de antes. No me siento un debutante. A la gente le puede sonar como algo nuevo, pero para mí es algo que he hecho siempre. Lo que pasa es que ahora he tratado de mostrarlo seriamente.

Caravana - La Entrega by quemasucabeza

¿Al estar más fortalecido como sello Quemasucabeza, tuviste más tiempo para dedicarte a trabajar en el disco de Caravana?
Claro, además a mí la pega del sello me quitaba tiempo. Por ejemplo, las últimas veces que tocamos con Congelador, cuando organizábamos el Festival Neutral, terminaba agotado por tocar y además estar metido en la organización. Al final hacía las dos cosas mal. En ese momento pensé que era mejor dedicarle más tiempo a la producción, a estar bien metido en Quemasucabeza. Después, cuando eso ya estuvo bien organizado, decidí ponerme a tocar, que es lo que realmente quiero hacer. No sé si pueda desligarme de las labores administrativas, pero mi intención es ser un músico más del sello.
Eso marca el año en que hiciste el disco, que fue 2010. Dejaste de lado tu pega más “tradicional” o de oficina, te encerraste a grabar y terminaste Caravana.
Enfoqué las energías en una cuestión particular, porque hacer música y participar de Quemasucabeza es una de las cosas más importantes en mi vida. Sentía que era necesario aplicarse mucho. El año pasado traté de hacerlo así, con horarios muy claros: iba al estudio, después a mi casa y tenía labores de padre y veía cosas del sello. Fue un año de mucho trabajo. De hecho, por estos días me di cuenta que he vuelto a dormir un poco más. Al principio de la grabación de Caravana dormía cuatro o cinco horas.
¿Cómo fue trabajar con gente que no era la que colaboras generalmente en Congelador, salvo Gepe?
Fue bien repartido. Nos juntábamos en el estudio y grabábamos por partes. Un día iba el Fernando (Milagros) o el Gepe y grababan sus partes por separado. Siempre fue así, era lo más sencillo y además yo no tenía muy claras las ideas de las canciones. Las tenía en guitarra, pero no sabían cómo iban a quedar. Empecé a probar ahí mismo. Eso ayuda porque en el futuro va a ser más fácil pasarle el disco a alguien y pedirle que se aprenda su parte de las canciones. El proceso de ensayar es más complejo y en el caso de Caravana quiero tener el control sobre la música.
En ese sentido, Gepe, Fernando Milagros, Pedropiedra, son músicos con los que trabajas en Quemasucabeza y con los que has viajado fuera de Chile. ¿Cómo te han influenciado ellos en la música de Caravana?
Los últimos discos que he escuchado cómo se producen son los de ellos, no discos míos. Aprendí de la forma en que graban, del trabajo que ellos han tenido con (Cristián) Heyne, por ejemplo. Me he nutrido más que nada en eso, en la producción musical. Respecto a estilos también, sin duda. Escucho a Gepe mil veces en un mes, porque lo escucho cuando lo acompaño a las pruebas de sonido, después en los conciertos, después en mi casa porque a mi hijo le encanta. Creo que marca una influencia, además a Gepe lo admiro como músico. Quizás también se nota en que esté Felicia (Morales) tocando cello en mis canciones y que incluso pensara en el corno francés de Danae Morales… No lo he razonado, pero en una de esas es por lo mucho que escuché el “Audiovisión” (de Gepe). En la parte musical, como trabajo con ellos ya sabía sus virtudes y traté de aprovecharlas para mi disco. En el caso de Fernando (Milagros), él canta muy bien y siempre pensé en pedirle ayuda; después necesitaba unas percusiones medias raras y pensé en el Gepe y cuando necesitaba unos bajos buena onda, con el espíritu del Pedro (Piedra), se lo pedí. El disco no sería el mismo sin ellos como invitados.
Es un grupo de gente que se emparienta mucho con los festivales Solistas en Solitario. ¿Te diste cuenta en algún minuto que toda esa onda de los cantautores podía influenciar Caravana?
No, no mucho. No me siento parte de esa onda. De hecho, si volviera ese festival yo no me veo tocando ahí. Lo mío tiene más que ver con mantener los arreglos del disco, mantener esa música de grupo. Eso es clave. No me veo en la cumbre del folk…quizás Barco tenía más que ver con eso. Y tampoco creo que yo me defienda bien a pura guitarra, pese a que me gustaría poder hacerlo.
En Facebook publicaste: “En menos de 24 horas ya van casi 500 descargas de Caravana (…) Me acuerdo que cuando empezamos Quemasucabeza, a fines de los 90, nos demorábamos años en repartir 500 discos”. ¿Todavía te sigue sorprendiendo esto de distribuir la música gratis?
No, no tanto. Eso de Facebook fue un esfuerzo de poner algún pensamiento mío, que es algo que nunca hago. Pero sí, en los últimos veinte años he visto todo el cambio del CD a la descarga. Cuando empecé a tocar tenía 13 años y ahí no había lo que hay ahora en términos de distribución. Recién con Congelador era sorprendente salir en alguna entrevista en Chile Rock. Ahora son otras las herramientas que necesitamos ocupar, porque es lo que sirve para llegar a otros lados. Por ejemplo, leía sobre la gira de Dënver en España y que les iba súper bien, que llenaban los lugares, y todo eso es gracias a Internet. De otro modo habrían tenido que gastar mucha más plata en promoción. Ahora pasan cosas que antes eran impensadas. Claramente hay una pega detrás, porque mantener Facebook o Twitter igual es un trabajo, pero poner tu disco para descargar es un cambio impresionante. Y eso es lo que más me parece bien.
Pensando en la plata, cómo ha sido cambiar el pensamiento de esperar vender discos a publicar gratis en Internet.
Aunque suene difícil de creer, con Caravana sabía que no iba a ganar plata. Me encantaría, está claro, pero al momento de grabar el disco lo hice pensando en mostrar mi música, que la gente lo escuche…
¿Pero has ganado plata con la música en todos estos años?
Vivo gracias a Quemasucabeza, pero esa es una pega administrativa. Nunca he ganado por un disco mío. En la época de Congelador, toda la plata que entraba la ocupábamos en el sello. Nunca he ganado un peso por eso, pero está todo bien. Pienso que es súper necesario tener pegas apartes. La prioridad es hacer cosas interesantes, no hay que perder el norte en ese sentido. Los artistas que me gustan, cuando cambian esa prioridad, generalmente hacen discos malos o tienen baches en sus carreras. Es algo que se puede comprobar empíricamente: todo se traduce en la obra. Es cierto, los grupos o los sellos tienen que generar plata, pero eso se tiene que hacer gracias a la buena música. En mi caso y para Quemascuabeza, el mejor negocio es hacer discos buenos. Esa es la apuesta.
Esta entrevista fue publicada en Paniko.cl

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