No es un músico profesional, tampoco es un escritor, lo suyo no es la
ilustración y dentro de sus planes no está alcanzar la popularidad. Sin embargo, Carlos Vargas se da el tiempo de responder esta entrevista como una
estrella del pop, escribe canciones hace años y ha editado dos discos que se
disfrutan como un libro de cuentos e ilustraciones. Así es Corderolobo, su proyecto multiforme en el que combina literatura,
música y un incombustible afán por la
creación.
Cuesta saber qué o quién se
esconde detrás de Corderolobo, pero
no porque se nos oculte información. El
entrevistado, sabemos, es Carlos Vargas,
ingeniero civil industrial de profesión, ex Yupisatam, y autor de los discos de
pop inclasificable “Desastres naturales
y mañana en la mañana” (2013) y “Corderolobo”
(2011).
Pero la historia no es tan
simple.
Vargas no se siente cómodo con la
figura de solista, ni sus discos responden al formato tradicional. Ambas
producciones han contado con la participación de diversos invitados y se han
publicado como libros ilustrados por Ricardo
Villavicencio. Además, su última placa recoge diez cuentos escritos, entre otros, por Gonzalo Planet (Matorral) o Rodrigo
Jarque (Inverness).
Es muy interesante que en tu último disco cada canción esté acompañada
por un relato breve. Da la impresión que cada canción se puede leer también.
¿Cómo fue que llegaste a esa idea?
Alguien importante en esta
historia es Ricardo Villavicencio, último baterista de Yupisatam e ilustrador
del material que acompaña a los discos. Villavicencio es un integrante más de
Corderolobo y junto a él me cuestioné qué hacer para “Desastres naturales…”. En algún momento pensamos en hacer un vinilo
y quizá incorporar una especie de afiche, pero igual llegamos al libro de
nuevo, aunque siempre pensando en que no queríamos repetir la misma fórmula del
primer álbum. Así tomé la decisión de sumar cuentos, básicamente porque me
gustan los cuentos, y Ricardo enganchó al tiro sumando las imágenes.
“Desastres naturales…” podría ser un libro, pero no es autónomo, se
completa con el disco. No podrían ser independientes lo uno de lo otro.
Teníamos la duda de cómo hacer
que el libro no pareciera un adorno del disco, porque pensamos que libro y
disco son un conjunto. A nuestro juicio no es una opción pensar las canciones
solas. Y la verdad es que mirándolo así
hay una cuota de pretensión que en algún momento me hizo dudar, pero tampoco me
puedo hacer cargo de que este trabajo sea mirado como algo pretencioso. Para
bien o para mal, “Desastres naturales…”está pensado como un todo.
Es como leer una canción, escuchar una canción y mirar una canción.
De hecho, los cuentos están
pensados a raíz de las canciones. A algunas de las personas que invité a
escribir las conocía, a otras no tanto, y no les mandé las canciones terminadas,
sino que sólo las letras, para que ellos eligieran la letra que les gustaran y
luego escucharan las canciones. Coincidió que todos eligieron canciones
diferentes para escribir los relatos. Y la relación entre los cuentos y la
letra era responsabilidad de cada autor. Luego las ilustraciones se hicieron en
base a la música. Y el resultado fue
bien impresionante. Algunos cuentos son casi antagonistas de las cancións. Por
ejemplo, “Gente que se convierte en fuegos artificiales”, es una canción
totalmente diferente al cuento.
Esa forma de experimentar el disco es bien compleja, incluso si se
piensa en términos comerciales. ¿Nunca consideraste hacer algo más simple para
que el público lo recibiera más fácilmente?
Es que no pretendo para nada
desestabilizar la industria o algo parecido con este disco. Hay que pensar que
estamos en el año 2013. Yo no tengo contratos por disco, no tengo obligaciones
comerciales, así que hago uso de esa libertad. Ahora, hacer un trabajo así es
mucha pega. Se podría decir que soy un experto en meterme en problemas, pero lo
veo como una inversión. Vivo para esto, y no lo digo desde un punto de vista
artístico, sino que creo que tengo una deformación: no sabría cómo hacer las
cosas de otra manera. Organizar todo es un dilema, es verdad, siempre se está
en el medio de un ensayo error, pero en comparación a mi primer disco, siento
que esta vez todo se logró de mejor
manera.
¿Pero dónde queda la ambición de avanzar en niveles de producción y
alcance de público?
Pienso que todo esto de las
canciones, los cuentos, las ilustraciones, se podrían hacer en mi casa, para
callado, subiéndolo a internet y listo.
Lo que viene después es lo que me complica, considerando los temas de promoción,
difusión, etc. No sé si fue Gepe u otro
que dijo que las bandas de ahora eran
una mezcla de diseño o marketing. Eso es verdad. Y sobre la ambición… No lo sé,
no estoy tan seguro de querer llegar a más gente, por ejemplo. Quizá soy un
poco auto flagelante a la hora de hacer las cosas y siempre estoy con pudor
sobre lo que estoy haciendo. Lo otro es muy relativo, porque además ya tengo 34
años y no sé si mis expectativas apuntan hacia esas cosas. Si no llegara
a pasar el conseguir más popularidad o avanzar en esto, siento que no
perdería nada, porque no tengo el ego puesto en eso. Y no se trata de pensar
que lo mío es de élite, para nada; sé
que existe algo de vanidad en todo esto, por algo me subo a un escenario, y sin
ser muy esotérico, lo que me gusta más es ese feedback de energía. Además yo tengo un trabajo de oficina, diario,
que no sé si dejaría. A ver…tampoco se trata de tener un trabajo normal y
además ser Corderolobo. No es que tenga dos personalidades o que esto sea un
personaje. Ambas cosas son un trabajo y ambas cosas trato de hacerlas con
gusto.
Leyendo canciones
¿En comparación a tu disco anterior, cómo crees que ha evolucionado tu
perspectiva sobre el formato canción?
Creo que he tenido una evolución
estilística respecto a la canción, sobre todo componiendo, que es lo que más me
acerca a la música. Creo que antes no tenía mucha conciencia sobre las letras,
todo era más emocional. Pero con “Desastres naturales…” llegué a canciones con
las que consigo algo más gráfico, algo más de imágenes. Por eso creo que es un
disco más épico. Aunque épico pobre, quizá, porque veía las canciones como
pequeñas operas. “Volcanes y lagos”, por ejemplo, es una canción que me
imaginaba gráficamente. Todo es más visual en este disco, de ahí la importancia
de las ilustraciones.
¿Y en el caso de las temáticas que abordas en las canciones?
Durante este período entre un
disco y otro también me han pasado cosas súper raras. Tuve una hija y me
detectaron una enfermedad autoinmune, además de otros problemas de amigos. Pasé
de ser un tipo normal a un hombre que se tienen que sacar sangre día por medio.
De un minuto a otro mi sistema inmune se desconfiguró y cagué. Pero el disco no
se trata de eso. El disco no se trata de
mí, no se trata de los problemas que me han pasado, sino que se trata de lo que
provocan algunos hechos en la vida.
Pero la mayoría de esas
canciones hablan de escenas o de situaciones más bien personales, son bien
fragmentadas. ¿En qué punto crees que tus canciones superaran esa anécdota
personal para hablar de algo más general, social o político?
Es que pienso que “Desastres
naturales…” no es un disco hecho viendo las noticias, como se decía hace un
tiempo del disco de Ases Falsos. Por supuesto que me interesa hablar de la
sociedad, pero no de lo que salió ayer en las noticias, porque evidentemente
las noticias son parte de una mierda que es muy obvia. Lo peor de todo no es el
Presidente, ni Longueira, ni Chilevisión. No es que vivamos en un modelo de
consumismo, vivimos en una sociedad de consumismo, en la que la música está
metida a full, tanto como la salud, la educación o todo. En Chile la música está concebida como parte
del entretenimiento y no como parte de la cultura. Y me parece que en general
los músicos están tratando de conseguir una validación institucional que no me llama
la atención. Por eso prefiero dedicarme
a publicar un disco que parece libro o a
componer las canciones que compongo,
porque ahí se refleja una forma particular de mirar la vida.
Parece que el músico al final siempre está en esa frontera a la hora de
pensar en la canción y la política. Como si
tuviese una responsabilidad a la hora de publicar un disco: no hablar de
nada o intentar hablar de todo.
Por mi parte me sitúo en un
rincón más raro. No en el grupo de músicos que sólo habla de música, ni en otro
que está mirando las noticias para escribir canciones. Creo que tengo más
rollos en la cabeza, y siento que no tengo una responsabilidad. Me identifico
más con la imagen del autor que tiene visiones particulares sobre las cosas y
ese es mi aporte, porque inevitablemente se dicen cosas y se toman
posturas. Además, la obra siempre es
diferente a la persona. También es cierto que es muy difícil no dejarte
influenciar por el contexto o por la época que te tocó vivir. Pero en mi caso
me llama la atención el tema del bien y el mal, las catástrofes y las vivencias
o experiencias de cada individuo. No sé… Escribir, por ejemplo, una canción diciendo
que los de la UDI
están locos es tan obvio que no puedo sentarme y escribir algo así. No sé, cuando me preguntan por qué la gente
está enojada yo no puedo responder eso, porque yo mismo soy parte de la gente.
No necesito hablar de los demás poniéndome en una posición distinta. No me
interesa la demagogia. Y creo que las personas también están súper
subestimadas.
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