Las siguientes críticas se escribieron pensando en el número de abril de una columna sobre discos chilenos para Zona de Contacto. Como cerraron la página, yo las publico aquí.
Niña con Frenillos – Pijama Party Style
Como su nombre lo indica, “Pijama Party Style” es una especie de presentación juvenil de un grupo interesado en carretear, gritar y simular hacer rock. Las integrantes de Niña con Frenillos lo han declarado varias veces: su intensión no es demostrar “calidad” musical, sino que pasarla bien. Eso en el disco queda clarísimo, debido a que en esta media hora no se escucha a una banda capacitada para la creación de estructuras sobresalientes, ni menos canciones medianamente bien concretadas.
“Pijama Party Style” se ha vendido como desinteresado por los estilos, pero gracias al ON FIRE! que gritan en los primeros minutos nos enteramos que en el disco sólo se van a escuchar guitarras distorsionadas y gritos, gritos, gritos. Es importante insistir en eso de los gritos, pues Niña con Frenillos piensa que de ese modo se actúa el rock hecho por mujeres. Sin embargo, más allá de esos tics ultra forzados, “Pijama Party Style” deja ver al cuarteto como un grupito de voces con algo de desfachatez (como se podría pensar si se escucha “La Gruv”), pero que se inclina una y otra vez por el sentimentalismo de diario de vida. En “Kudai”, “Tú y yo”, “Señorita”, “Worse” o “Cancelme”, la banda se rinde ante los grandes clichés de la música popular: el amor, y las relaciones interpersonales…Y se acabo, hasta ahí llega su creatividad poética.
Pese a todo eso, en el disco hay otra canción que define muy bien a Niña con Frenillos. Se trata de “Mall”, en donde cantan: “Yo quiero una guitarra que no sea de fogata/ que se amarre con corbata/ y sea cara, cara, cara (…) Y yo quiero una polera de multitienda/ y yo quiero una chaqueta de cuero dorada/ y yo quiero un collar fluor (…) Y yo quiero que un Dj destacado organice mi fiesta/ y yo quiero ser cool”. Obviamente, la letra funciona como un chiste sobre “la escena rock” chilena, pero también como una señal de la personalidad caprichosa de las integrantes de Niña con Frenillos. Sus seguidores, sus productores, ellas mismas, podrán llamar a eso honestidad. Otros, podrían clasificarlas de primaras, básicas, incluso irrelevantes, pero bien sabemos que nada en esta banda –ni en ninguna otra- es inocente.
Empecinadas por parecer alocadas y súper desinteresadas de todo, Niña con Frenillos optó por disfrazar su pop gritón con distorciones y un huracán de chillidos insoportables. El resultado sólo las confirma como un cuarteto a la deriva, sin rumbo, totalmente perdidas en un mundito pequeñito de guitarras y copete.
Deplasticoverde – Ep
Otra voz femenina que editó hace unas semanas su primer ep descargable es Deplasticoverde o Carolina Espinoza, según convenga. Con su guitarra como eje principal, la cantante ha liberado un álbum de poca gracia sonora, más bien precario en cuanto al desarrollo de cada una de sus ocho canciones, pero que brilla por su poesía pop. En los veinte minutos que dura el disco, los versos presentan sin medias tintas a una personalidad juvenil y perdedora, en el que las baladas derrochan creatividad y en donde no existe un interés por demostrar lo acomplejado de un mundo interior lleno de recovecos sentimentales, manía recurrente en la tradición local.
Por el contrario, Deplasticoverde utiliza versos simples para iniciar a los oyentes en su mundo sencillo, como bien se escucha en “Todo el tiempo”, canción cuyo único pecado es sonar demasiado cercana a la época “5x5” de Gepe (cantando sin pronunciar las últimas sílabas y todo). El gusto por las historias mínimas recorre el resto de la producción, alcanzando una cumbre sobresaliente en “Tarea de inglés”, cuando recurre a ese idioma para describir lo monótono y lo cotidiano; “Graduación”, momento en que se queja con maestría de lo patético de ciertas costumbres sociales y “Falta”, hit lésbico cuya letra y música arman un pequeño himno pop.
Aprovechando el formato de la canción popular para hablar del reverso de “lo normal” y “lo correcto”, Deplasticoverde debuta en el cada vez más amplio grupo de voces editadas a través de Internet, logrando sobresalir no por una gran producción, sino por una rebeldía explícita, casi natural. Sus letras está marcadas por la subversión y ese es un rasgo que pocas de sus compañeras pueden presumir.
QuieroStar – “Amistades pasajeras”
Contando la historia de personajes frívolos –una prostituta de capa caída han declarado-, QuieroStar publica “Amistades pasajeras” para confundirnos con un disco de electropop que juega con conceptos en apariencia opuestos: la búsqueda por la liberación de una sociedad repugnante y el compromiso con la superficialidad de la fiesta top. ¿Cómo puede un grupo jugársela por imaginar el mundo sin ideales ni pasado, pero al mismo tiempo desear una sociedad más libre? Sofía Oportot, Raúl Durán (o DJ Exxtralarge) y Arturo Saray (conocido como Mr. Monster) construyen su propia respuesta con un álbum que no conoce de pausas, en donde no hay lugar para las baladas, proponiendo un viaje a las miserias del día a día. En ese proyecto, catalogan la superficialidad como paraíso, pero también reconocen que allí se esconde la peor de las dictaduras.
En la canción que abre el disco, “Luces de neón”, advierten que todo placer es una transacción. En “Control Sexual” y “Programada” se declaran manejados por la televisión y la propaganda; en “Rayos X” alucinan con la posibilidad de manipular el cuerpo y el sexo de los otros. Estos fragmentos sirven para construir ese escenario urbano y asquerosamente elegante del que QuieroStar se nutre. Por otro lado, “Joyas”, “Panamérica” –en donde suman la voz española de La Prohibida-, su particular versión de “Vamos a la playa” y “Dictador disco” son un quiebre: con ellas buscan escapar de aquellos personajes que simulan vivir fuera del sistema, pero que en realidad están atrapados por la dependencia a la pista de baile, la moda y el goce precoz (véase Niña con Frenillos).
El logro de “Amistades Pasajeras” está en reclamar sobre este modelo de vida sin recurrir a quejas OBVIAS en contra de productos como Yingo, SQP, Informe Especial, las discotecas, los bares, etc. Al contrario, la banda juega con la posibilidad de encontrar placer en esos objetos de deseo, como si se trataran de dosis necesarias para alcanzar un grado de lucidez. En ese sentido, QuieroStar escarba entre la basura, no le teme a ensuciarse ni muchos menos a contagiarse con esas “chatarras” que muchos dicen no consumir.
Interesante es que “Amistades Pasajeras” llegue hasta esta columna un mes después de “Tire y Empuje” de Miss Garrison. A diferencia de ese otro “power trío”, QuieroStar se ubican en un terreno más oscuro y menos evidente en su utilización del lenguaje –en sus once canciones no se escucha hablar de penetraciones, ni drogas, ni tanto escándalo con jadeos maqueteados-, despachando una visión crítica de la ciudad y el consumo mucho más poderosa. Es cierto que como producción el debut de QuieroStar no alcanza altos niveles de sofisticación; sin embargo, bajo las capas de estuco y maquillaje –tan exagerados como la portada del álbum- se esconde una reflexión sobre el orden social pocas veces escuchada en nuestro pop para discotecas.
La Reina Morsa – Fiesta Pequeña
En nuestro panorama musical “independiente”, tan chiquitito y tan pobre, La Reina Morsa ha ganado poco a poco algunos espacios de difusión, básicamente por estar apoyados por Cazador, el sello detrás de Fother Muckers y Los Mil Jinetes. Es más, la banda se ha hecho de un pequeño nombre entre algunas páginas, pero sin contar con un disco oficial editado. Por ejemplo, aquí estamos hablando de ellos sin tener mucho en que fijarnos ni sorprendernos.
Lo único que se conoce de La Reina Morsa (trío formado por Victoria Cordero, Juan Fernando Rubilar y Leo Saavedra, miembro también de Primavera de Praga) es este ep de tres canciones, titulado “Fiesta Pequeña”, que no supera los once minutos y que se supone que es un aperitivo para un futuro gran estreno. Sobre su sonido se sabe del gusto de la banda por la mandolina y que están muy interesados en jugar con el pop, pero con guitarras y uno que otro arreglo en percusiones. Nada más.
Los temas que arman el disco -“Fiesta Pequeña”, “Navegar” y “La estufa”-, son canciones minúsculas, estructuradas a partir de voces que no conocen más allá de la primera persona y cuyas metáforas sobre los animales y las verduras están muy vistas y muy oídas (desde Mazapán hasta Dënver). Salvo en “Navegar” donde se asoma una leve –muy leve- melancolía sobre lo rancio de la ciudad, el resto del ep no sobrepasa la anécdota infantil.
Liberado hace un buen tiempo en la web de Cazador, “Fiesta Pequeña” funciona para presentar el espíritu imberbe de La Reina Morsa, banda qye alucina con los ejemplos más bucólicos del “folk” gringo de la última década, pero que no cuenta con recursos para armarse un imaginario propio, fortaleza que sí han sabido pulir sus otros compañeros de sello. En ese sentido, la publicación de este ep no tiene pinta de gran estrategia para que conozcamos a unos novatos, sino que más bien parece un lanzamiento al voleo de un archivo cualquiera.
3 comentariosComments:
Típico del que no cacha nada y se va en lo personal
Por suerte no conozco a ninguno de los músicos pencas mencionados acá!
Gracias por leer, "Anónimo"
Parece que no escuchaste bien el disco de la reina morsa, pues si sabes algo de música te hubieras dado cuenta de la aventura que significa crear un tema como "la estufa". En fin, no comparto para nada la opinión en ese último comentario, en verdad deberías escuchar el disco ahora que lo sacaron completo y replantearte un comentario más acabado.
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