Componer, editar y publicar un disco gracias al formato casero no es novedad, pero lo curioso es el tipo de propuestas que surgen a partir de este método de creación. Un caso reciente es el de Julio Quiroz, conocido como Newton Rocks y su debut Quasar. En este trabajo de libre descarga –otro detalle que potencia esa atmosfera de autogestión- el DJ devenido en solista expone una electrónica que intenta trepar hasta la cresta del hit y una sensibilidad ensimismada, hija de este sistema a puerta cerrada.
Dividido en once cortes, el álbum es una oda al house y al dance más comercial, un estilo que el autor reinterpreta a partir de referentes populares actuales (Daft Punk) para firmar un grupo de programaciones uniformes que no ceden espacio a tácticas más osadas (salvo en la atractiva y envolvente “Armonías felinas”). Así aparecen “sqrt(1723969);” o “Partículas elementales”, momentos que demuestran el apego del músico por las estructuras simples e inmediatas.
En tanto, a la hora de manipular su voz mediante el uso del talkbox, Newton Rocks agota el recurso y satura sus canciones con un truco que estira durante el grueso de esta media hora. De paso, al mantener su gusto por intervenir las voces, también opaca a Deplasticoverde y Fakuta, invitadas que pierden los matices que las caracterizan al sonar idénticas y robóticas en los coros de “Energía oscura” o “Me gustas”.
Por otro lado, y a cambio de la escasez de riesgos sonoros que expone, el cantante trata de incorporar algunas ideas en sus letras, aunque con ese gesto aflora el carácter autocomplaciente de su narración. Y es que al margen de algunas menciones a los vicios de catalogar nuestro entorno (“Especto de colores”) o la transmisión de un mensaje positivo (“Flip-Flop”), su poesía termina por describir una personalidad encapsulada y que reivindica la experiencia individualista. “Singularidad” es el ejemplo más radical de esa tendencia. Asimismo, la milimétrica densidad del disco se hace notar en “Despega”, canción en la que Dadalú aporta reproches insostenibles sobre la difusión mediática de obras musicales en el país.
Ya que no es una prometedora carta de presentación, Quasar se entiende mejor como una breve carta de navegación para Newton Rocks, principiante que se escucha sumido en las fronteras de sus cuatro paredes. Bastaría levantar un poco la mirada para conseguir inyectar más dinamismo a una electrónica que en esta pasada no supera el ejercicio de aficionado.
Crítica publicada en Nacion.cl
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