Levantar puentes entre la intimidad y el entorno es el tema central de “Geografía”, debut del cuarteto local Namm. Y fiel a su título, este trabajo es un paisaje dibujado por diferentes hitos que van marcando la voz de Loreto Molina, la trompeta de Ana Gallardo y los arreglos de teclados y programaciones a cargo de Pablo Flores y Pablo Fuentes. También es un críptico mapeo de revelaciones personales que buscan un eco en el espacio que ocupan y de estimulantes insinuaciones pop de una electrónica siempre al filo de la experimentación.
En poco más de media hora, los nueve cortes de este trabajo dan cuenta de la versatilidad melódica de Namm. En “Con razón y sin sazón”, los recursos electrónicos aparecen con evidente énfasis, lo que marca la cara más atrevida de los nacionales y en donde se evoca a las primeras creaciones de Flores, un autor que ha trabajado distintas corrientes digitales. Mientras, en “Paso” las estructuras de bases y teclados invitan sin rodeos al baile y en “Costa Azul”, “Bailando en la oscuridad” o “En frente de mí” los arreglos de bases y sampleos intrincados dirigen el sonido de la banda hacia un pop oscuro y de carácter, en donde voz, vientos y recursos electrónicos arman una destacada cohesión.
Gracias a esta nutrida plataforma sonora Namm da una sutil vuelta de tuerca al pop criollo, pero el riesgo no se termina en la incorporación de efectos más o menos novedosos. Aquí también pesa la búsqueda por temáticas nuevas; una intromisión en recovecos poco explorados por los nuevos y más jóvenes creadores locales. Así aparecen referencias a la soledad y la angustia por la pertenencia inconclusa a un tiempo y un espacio (“Chamusca y arena), la desolación y el peso de un proyecto inacabado (“Geografía) y el hastío ante las nuevas y miserables formas de comunidad o relación que se van moldeando entre nosotros (“Stellar”). Al acariciar esas ideas en diferentes fragmentos del disco, la banda forja un discurso poderoso y crítico que se va concadenando canción a canción.
Aunque pertenecen a la nueva camada de poperos criollos, Namm estampa con “Geografía” un estimulante accidente en medio del monótono plano del pop nacional. Su sello es un cuidado uso de las fórmulas de la electrónica, una cautivadora voz principal y la sutil subversión de una poesía que emerge desde una enunciación particular, pero que da cuenta de un desasosiego general.
Crítica publicada en El Ciudadano (impreso, octubre 2012)