Foto: Felipe Cantillana
Epicentro está de vuelta. Después de cinco años
de trabajo, el integrante del trío de hip hop nacional Calambre, regresa con “31” (Potoco Discos), título que
recuerda su edad y su barrio, pues el cantante también conocido como Juan Pablo
Salazar siempre ha vivido en el paradero 31 de Gran Avenida.
Pero en este retorno Epicentro no está solo. A
su lado están Tea Time, Cómo asesinar a Felipes, Solo Di Medina, Zaturno o Foex -líder de Potoco Discos y
productor de la placa-, entre otros colaboradores. Todos acompañan a este
rapero que mientras no está escribiendo versos se dedica a vender artesanías en
Santiago Centro, recorriendo calles y acumulando historias que después
transforma en rimas. “Este disco es sobre mis experiencias en la calle, sobre
mi día a día”, aclara.
En varios momentos del
disco hablas de reaparecer. ¿En dónde estuviste el último tiempo?
A comienzos de 2007 paré con Calambre para empezar a trabajar en mi proyecto. Me
encerré, me aparté, me oculté, trabajé y busqué evolución. Empecé a probar
nuevos tiempos, nuevos ritmos y eso empezó a funcionar; empezó a descubrirse
Epicentro solo. Esto coincidió con que William C –de Calambre- se iba a
Australia y yo iba a quedar sólo. Y yo lo único que sé hacer es rap, no tengo
profesión, pero sé que en esto, el rap, soy profesional. Como la banda no iba a
seguir funcionando, porque si no somos
los tres no somos Calambre, preferí trabajar en lo mío. Nunca antes pensé en la
posibilidad de hacer algo solo, nunca me vi solo, porque siempre pensé que Calambre
éramos los tres, pero un solo cuerpo. Éramos como los Beastie Boys en “Intergalactic”;
los tres son un mismo robot.
¿Qué pasó entonces en
ese proceso, en esa búsqueda? ¿Con qué te encontraste?
Encontré la dificultad y la necesidad de querer
expresarme solo, de tocar temas personales o más familiares. Esa motivación me
llevó a hacer canciones. Todo ese tiempo que estuve retirado me quedé en el
barrio, en el 31 de Gran Avenida, no
salía a las fiestas, sólo venía a Potoco Discos y con Foex empezamos a
descubrir sonidos. Además en esa época aún trabajaba de garzón en un Coppelia,
no era independiente como ahora. Al principio
no sabíamos muy bien hacía adónde iba dirigido el disco, sólo sabíamos
que se iba a llamar “A mi manera”. En esa época trabajábamos las canciones sin
música, sólo con mi voz, no era necesaria la base, entonces esa era “mi manera”.
Después fueron sumándose músicos a la melodía de mi voz.
¿No te imaginabas que
el disco iba a tener tantos colaboradores?
Es que yo los iba citando, invitando a gente
que tenía lo que yo quería. A algunos no los conocía, como a Solo di Medina,
pero todo siempre salió bien. A cada uno de los colaboradores yo los busqué
porque cumplían con los requisitos del disco: la exigencia, ser los mejores
para “31” .
Partiendo por el productor, Foex, yo lo busqué, y el disco está hecho entre los
dos. Gente trató que no trabajara con él, pero yo quise seguir siempre con mi
compañero.
¿Qué quiere decir eso?
¿Tuviste otras ofertas de sellos?
Sí, tuve ofertas para hacer el disco con otras
personas y grabar en otras partes, pero opté por la lealtad. Además sabía que
aquí estaba lo que necesitaba. Este sello sabe que tiene lo mejor y cree e
invierte. Mucha gente cree que un sello por ser independiente está mal parado. Pero no, Potoco Discos está sólido. Mucho se
dice que lo independiente puede ser algo mal hecho. Y no, esto es a todo color.
Esto es HD.
Te tomaste tu tiempo y
te demoraste cinco años en hacer el disco. Después de tanto tiempo, ¿dejaste
algo fuera del disco?
No, siempre fue el mismo trabajo, sólo que le
fui dando vueltas. No deseché nada, quedó todo. Lo que hice fue buscar la
perfección musical. Y viviendo también, porque no todos los temas los tenía,
todo lo fui desarrollando durante estos cinco años. De hecho el último tema lo
terminé un día antes de sacar el disco. Nunca nos apuramos, porque sabíamos que
el disco no estaba listo. Es como el trabajo de un mago, que busca la magia: yo
busqué mi brillo, mi autenticidad. Creo que el que busca encuentra, y el que no
busca, hace lo que está hecho. De hecho hay un tema que se llama “Futura
escuela”, que busca eso, avanzar, porque muchas veces la escena se estanca. Ya
pasaron los noventa, estamos en el 2012. Nosotros pensamos en el mañana. Por
eso fue todo paulatino, pero creo que nos demoramos lo que nos teníamos que
demorar, unos seis meses por canción.
Pero eso es mucho.
Pero como dice la canción “más vale tarde que
siempre”. Aunque no creo que vuelva a pasar, antes era más hippie y ahora estoy
más autoexigente, tengo otros proyectos y
pienso ejecutar todo más rápido.
La idea de remecer las
cosas aparece en todo el disco. De hecho, el primer single del disco “Más vale
tarde que siempre” es bien crítico en ese verso “a falta de ideas ellos miran
al lado para poder sonar como quiere la gente”.
¿Es una crítica a tus pares?
La canción tiene que ver con la gente que
trabaja bajo presión y que termina haciendo productos que son desechables. Yo
creo que hay demorarse. Es como cuando comprai algo; lo quieres más cuando te
lo comprai tú y no cuando te lo regalan. Lo cuadai más, lo valorai más. Esa la
intención, pero el que quiere se puede poner el poncho.
Pero sin duda hay
harta denuncia en el disco, contra los políticos, la policía, el gobierno.
Sí, esa línea de denuncia que tenía Calambre se
mantiene en este disco. Es la misma escuela. Hablar de eso me interesa porque
es la realidad, es lo que yo vivo y me incomoda: la opresión y la injusticia
sobre todo. ¿En qué veo esa opresión? En los poderes sociales, en la gente que
tiene más dinero. Ellos tienen más libertad, pueden hacer más cosas. Hay mucho
abuso. Por ejemplo, en un barrio un paco
llega y te revisa, pero arriba no lo hace porque no sabe si el papá de alguien
es abogado. Eso me ha pasado a mí
también, por mi pega, por mi apariencia de rapero, por mi cara, por todo. Y
nosotros como voceros tenemos que representar ese en contra. Somos pocos, pero
hay que estar ahí, con fuerza.
¿Te ves como un
vocero?
No, me veo como un amigo, un compañero, no un
portavoz. Como un camarada. No, tampoco
como un camarada, porque camarada es muy facho. Sólo soy un compañero de
rap y no el que la lleva. Todo lo que veo está en mis letras, por eso hago rap.
Te podría decir que escucho poca música, escucho poco rap. El tiempo lo ocupo
observando y me pasan cosas. Sólo hablo de lo que sé. Eso me motiva a escribir
y ahora tengo cualquier letra, se me ocurren muchas ideas.
En muchas letras
aparece la idea de hacerle frente a los poderosos. En tu caso, como rapero,
cómo crees que se les puede hacer frente.
Con nuestra música, llegando a varias personas,
incluso a los que apoyan a los poderosos, atrayéndolos hacia nosotros para que
vean que están equivocados.
¿Pero crees que se
puede hacer de otra forma? ¿Por ejemplo, votaste en las últimas elecciones? ¿Te
interesa hacerlo para enfrentar a los políticos en este caso?
Me interesa votar, pero esta vez no lo hice,
porque la que me importa es la presidencial. Sé que es contradictorio lo que
estoy diciendo, pero en el caso de los concejales y alcaldes no sé cuán
importante es. Ahora hay atados con los votos en varios lados. Ese sistema me
genera inseguridad. Es como la tarjeta bip!, que es fácil evadirla.
En el disco, además de denunciar la figura del opresor,
hablas del explotado con letras como “ordéñame la piel, estruja mis pulmones,
almuerza con mi carne” de “Aún sigo a pie”, que es algo que no muchas veces se
escucha en el rap, en donde es más fácil hablar de la caricatura del explotador.
Claro, es que yo estoy en el lado del
explotado, siempre soy yo en contra del que explota. Mi juego es distinto
porque lo vivo en carne propia. Por eso digo: lo que escribo es lo que vivo. También
es importante que no sea sólo mi experiencia, sino la de varios. Hay muchos
afectados. Son letras que tienen que ver con el que resiste, el que tiene que
luchar hasta las últimas. En ese lado estoy, y me interesa que la gente que
está en la misma no se pierda porque igual están adormecidos en asuntos que
otros controlan. Siempre hay uno que se da cuenta antes y a veces ése he sido
yo, o antes fue otro que me dijo a mí y así. Eso es importante, que avance así
el mensaje. Por eso te decía que es más importante ser amigo que un líder, para
ayudar a despabilar. Si la tele miente, si el diario miente, uno no tiene que
mentir. Nosotros somos nuestra prensa.
Esa crítica no está
siempre presente en el hip hop nacional. Muchas veces el ego de los propios
raperos ocultan los temas de los que has hablado. ¿Qué opinas de eso?
Creo que mientras se haga bien, tiene que haber
diversidad. Si todos fueran como yo sería fome. Cada uno sabe lo que le afecta.
Mortal que haya de todo, pero lo mío no es así. Mi rap es a mi manera. No todos
pueden hacer la misma pega y yo tampoco soy Roberto Carlos para tener un millón
de amigos. Cada uno hace su pega.
Entrevista también publicada en Paniko.cl
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