Si hay algo que
distingue a Mika Martini (Hugo Espinosa Chellew) en su nuevo trabajo es la
capacidad del compositor para presentar la música electrónica como un espacio
de tensión. Amparado en la idea ficticia de “Los Hanoish y otras subculturasextintas”, Martini se sumerge en la ambiciosa reconstrucción fragmentaria de
imágenes y territorios de un mundo desconocido, tarea en la que fusiona
elementos del ambient, la experimentación y referencias a la estética del error para
armar un complejo rompecabezas.
Es el enigma el
motor principal de “Los Hanoish…”, un disco que recupera nueve cortes ya
publicados en distintos compilados, pero que ahora instalan una atmosfera apocalíptica
en títulos como “Golfo de penas”, “Las Minas de Sal de Zipaquirastepek” o “La Lluvia se llevo a los
Hanoish”. En estas canciones, las programaciones sintetizan vestigios sonoros
que remiten a escenas subterráneas, oscuras, pero también marcadas por huellas digitales
–circuitos, alertas, archivos alterados- que indudablemente apelan al
glitch.
A su vez, estas
señas se nutren del buen uso de susurros, ecos y voces entrecortas. “Canales de
Piedra y Canoas de Piel”, “La
Migración de los Pachacampanac” o “La Caída de la Subcultura Subacuatica
Subcontinental” son piezas que utilizan esos efectos para anclar la idea de
eslabón perdido. ¿A qué evocan esos gemidos? ¿Cuál podría ser el referente más
cercano de esos balbuceos?
La respuesta no
existe o carecemos de ella. Ese es el dilema que Mika Martini plantea en este
disco, pues aquí no sólo se distingue un estupendo ejercicio de nostalgia, sino
que también un oportuno diálogo con los
límites de la música electrónica como lenguaje.
Crítica publicada en El Ciudadano (impreso, junio 2012)
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