Se necesitó que miles de personas salieran a
las calles del país para que un grupo de músicos chilenos optara por reflejar
en sus canciones y videos lo que estaba pasando en Santiago y regiones. De a
poco los escolares, los universitarios, los trabajadores, los ecologistas, las
marchas, las protestas, los colegios en toma y los cacerolazos comenzaron a
aparecer entre la producción musical de una parte de creadores locales que al
parecer no están tan indiferentes ante un fenómeno social que se expresa en la
ciudad. Lo que sigue es una revisión de seis de estos ejemplos y la
interpretación que surge de sus similitudes, diferencias y proyecciones en el
tiempo.
Fue durante la tercera semana de julio cuando
se publicaron consecutivamente (al menos) tres videos de músicos chilenos que
ocupaban imágenes de las movilizaciones del primer semestre en Santiago. El
primero de ellos fue “Librando a la mañana” de Mowat, aparecido el domingo 17; lo
siguió “Civil” de Lila el martes 19 y luego “La Chispa” de Los Sudacas el
miércoles 20 de julio. Asimismo, el grupo Portugal entrenó el 5 de agosto el
video de “Nuestro Momento”, una canción publicada en 2010, reeditada en 2011,
que ya contaba con un video, pero que fue relanzada con un clip grabado en la
marcha del 7 de julio. También se suma a esta lista “Quiero ser” de Sokio y Dadalú, aparecida el miércoles 24 de agosto, justo el primer día de la doble
jornada de paro nacional convocado por la CUT. Finalmente, el último de
estos trabajos corresponde a SubVerso con “Rap al despertar” del 29 de agosto,
fecha en que Carabineros admitió su culpabilidad en el asesinato de Manuel
Gutiérrez en Macul.
Queda claro, entonces, que en poco más de un
mes, un sector de la música popular comenzó a dar señales de lo que se podía
observar en las calles y que después era retransmitido en los diarios, la
televisión e Internet. Tal como la prensa, los artistas reaccionaron tarde,
pero es un hecho que las canciones están a nuestra disposición aquí y ahora,
justo cuando los titulares se concentran en la serie de conflictos que se han
destapado a raíz del grito de los estudiantes.
Para partir, en “Librando a la mañana” de Mowat lo que el video muestra es una
apropiación de la creatividad que se ha visto en las tomas de colegios y en los
carteles de las marchas, para proponer una canción que se vincula sutilmente
con lo social. En otras palabras, es en la mezcla de desfiles contra Hidroaysén
y a favor de las demandas estudiantiles en donde aparece el mensaje de Mowat,
sobre todo en la mitad de esta pieza con ese juego de palabras entre los
conceptos “celda” y “propiedad”. No es necesario que sepamos quién se esconde
detrás de esta voz, ya que la apuesta visual de esta realización es superior al
solista o a su interés promocional, pues “Librando la mañana” se anuncia como
el primer corte del fututo nuevo disco del compositor.
En otra dirección, el video de “Civil” de Lila
es una apuesta más endeble. Su entonación y su mensaje más o menos esperanzador
suenan encajados a la fuerza en un recorrido urbano poco aprovechado por la
cámara. El problema aquí –a diferencia del trabajo de Mowat- es que Lila trata
de incrustarse en lo que está ocurriendo en la ciudad no sólo a través de las
imágenes, sino que mediante una historia que
reitera sus referencias a la
Alameda y Santiago. La ciudad aparece como una inspiración,
pero es poco lo que vemos de ella; acá lo que importa es la protagonista y esa
figura la ocupa Lila. Por ende, al abusar de los primeros planos de este
personaje, lo que se produce es un desajuste entre la intención de la letra y
el producto final.
Un claro contrapunto con “Civil” es el clip de
“La Chispa” de
Los Sudacas, una banda que con esta canción podría convencer a la misma
cantidad de personas que hoy disfruta con los sonidos de la denominada nueva
cumbia chilena. Aquí, una vez más, aparecen los mensajes que espontáneamente
han repletado las banderas, los lienzos y las pancartas en la capital. No
obstante, en esta selección gráfica también hay una propuesta que combina
imagen y sonido para aportar un pequeño documento sobre el ritmo entusiasta que
la banda observa en las avenidas. Bailes, coreografías, la besatón y los
disfraces son reutilizados en un tema que por momentos habla del lucro y la
represión policial.
Este intento por registrar lo que está
sucediendo también aparece en “Nuestro momento” de la banda Portugal. Sin
embargo, en este video lo que se presenta es una ficción. El relato amoroso de
dos jóvenes que se dirigen a una marcha
no es más que un melodrama que se cuela en un contexto mayor, que es Chile, que es el reclamo por la educación,
que es el colectivo. La forma en que se presenta la historia es excelente, pero
es eso, una trama, una simulación bien armada de un contacto con “la realidad
nacional”, pero que perfectamente podría ser la secuencia de cualquier obra
cinematográfica. Pero lo cierto es que no lo es y ahí el límite es complejo.
¿Qué hay en esta dramatización de Portugal?
¿Una demostración de apoyo a los secundarios? ¿Un simple espectáculo amoroso?
Hay algo, además, que está presente en los
ejemplos anteriores, pero que es más notorio en Portugal y vale la pena destacarlo: la
recreación de un tipo de juventud que es capaz de quebrar una corriente que con
Dënver y su video de “Los Adolescentes” aparecía como una de las estéticas
más atractivas para la música chilena actual; esa tendencia a apologizar un
segmento minúsculo de la población (blanco, bello, acomodado, imberbe, siempre
indolente) y que con el tiempo se consagró en el video de “Qué sería” de Francisca Valenzuela. No es hilar fino mencionar este aspecto, porque cuando
hablamos de música popular chilena y su relación con los últimos episodios
sociales, estamos hablando de la forma en que se exhibe el grupo que más
espacio ocupa en esta discusión: los jóvenes.
Otro que recurre a un formato mucho más simple
y directo es SubVerso. El rapero que es conocido por su carrera en Conspirazion
subió al canal de esta banda un tema en nombre de Manuel Gutiérrez, joven de 16
años que fue asesinado por Carabineros
el jueves 25 de agosto, luego de la segunda jornada de paro nacional
encabezado por al CUT. Aparecida sólo cuatro días después, “Rap al despertar”
propone lo que las otras canciones mencionadas no hacen: llamar a la
continuidad del movimiento estudiantil en específico y recordar que lo que hoy
vive Chile no es fruto de un problema pasajero. Mediante un dispositivo
austero, SubVerso es capaz de refrescar las motivaciones de quienes salen a
protestar y de paso devuelve al rap nacional la tarea de funcionar como un
disparador de ideas y críticas duras.
Por otro lado, y ya desde el electropop, Sokio y Dadalú despliega en “Quiero ser” un cuestionamiento por el futuro. Usando un pulso acelerado, esta dupla intenta seguirle el paso a un problema que según ellos no se solucionará recurriendo a la derecha o a la izquierda. Aparecen ideas sobre el acceso y la calidad de la educación para situar el tema en lo que está sucediendo hoy, pero al igual que en el caso de SubVerso, la canción trasluce una queja por el estado de las cosas y la angustia de intentar pertenecer a un sistema que premia las desigualdades.
Todos estos ejemplos nacen de autores que no
son tan conocidas entre el público, como Mowat o Lila, que es una debutante.
Los Sudacas y Dadalú, pese a pertenecer a determinadas plataformas que
mantienen un grupo fiel de seguidores, tampoco son ejemplos de popularidad.
SubVerso, en tanto, es reconocido por su trayectoria underground y Portugal
recién comienza a ser parte del repertorio oficial. Es decir, en mayor o menor
medida se trata de propuestas marginales, que tampoco consiguen tantos espacios
de visibilización. Sin embargo, estas producciones aisladas comienzan a tomar
cuerpo cuando se informa que Anita Tijoux –una de las cantantes que más
difusión consigue en Chile- declara estar preparando un video “con estudiantes”
para el lanzamiento de una nueva canción. ¿Qué estrategia va de la mano de
estos anuncios? ¿Quién será el próximo en recurrir a esta jugada?
Ahora bien, después de todos estos ejemplos y
ante la llegada de los que están por venir, ¿es menos válido que una banda
utilice las marchas en la
Alameda para grabar un video de una canción que están promocionando?
¿Sería mejor que se guardarán las ideas a favor de las demandas sociales y
continuarán divagando sobre sus sentimientos? ¿Tan evidente es el pop chileno
que ante el menor impulso se transforma en populismo? Es natural que surjan
estos cuestionamientos, pues si hay algo que durante los últimos años ha
caracterizado a la música popular chilena es la carencia de un discurso
reconocible sobre el rol del individuo en el lugar que le toca vivir. Sin
embargo, ninguna de estas preguntas es demasiado útil.
Esta selección de videos y canciones apunta no
tanto a cuestionar cuáles son los objetivos de estos músicos que recortan,
arman y pegan un extracto de la ciudad en sus obras, sino en pensar si es que es
posible que la música chilena funcione como una expresión al servicio del
entorno o si no es más que un eco posterior que se sube a un carro que es tirado por otros.
Revisar estos ejemplos, en consecuencia, apela
a tomar distancia ante la manipulación que puede sufrir un mismo hecho
noticioso (llamémoslo movimiento social) a través de la música popular y
entender que estas creaciones están destinadas a recuperar parceladamente lo
que sucede en otro lugar –en otro plano
más allá de los sonidos, las letras, los cantantes, los videos- en un ejercicio
imposible y tramposo.
No se trata de responsabilizar a los músicos
nacionales de algún tipo de desfachatez por hacer referencias a lo que hoy se
ha vuelto noticia. Tampoco de exigir que productos de este tipo se expandan ni
que se transformen en la versión sonora del espíritu de una época. Bastaría con
reconocer que estamos ante un punto de inflexión en donde la supuesta
oportunidad utópica de fusionar la música con lo social puede concluir, una vez
más, en una moda pasajera.
"Entre la oportunidad y el oportunismo..." también fue publicado en Paniko.cl
3 comentariosComments:
Muy bueno, en especial Portugal y Dadalú con Sokio :)
Creo que faltó una indagación importante al momento de preguntarse si los grupos siguen un movimiento o lo acompañan desde antes de que tengan esta legitimación: es ver su trabajo anterior. Lo digo específicamente por el caso de Subverso, obvio, pero también de Los Sudacas, quienes han publicado y difundido un material con una línea crítica constantemente, aunque en esa marginalidad y poco alcance que mencionas. En ese sentido, parecía lógico que sumaran un material para esta coyuntura, al igual que el video lanzado a propósito de las últimas elecciones presidenciales.
De todas formas, fuera de eso, excelente columna y muy interesante reflexión.
Conozco a Subverso y a los Sudacas hace ya rato, y todos sus temas son con contenidos sociales y políticos. Claramente no se están subiendo a ningún carro.
De todos modo es necesario que los músicos logren hacer un vínculo con el pueblo para que desde distintas esquinas apoyen sus luchas y sus sueños.
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