martes, octubre 16, 2012

Namm - Geografía



Levantar puentes entre la intimidad y el entorno es el tema central de “Geografía”,  debut del cuarteto local Namm.  Y fiel a su título, este trabajo es un paisaje dibujado  por diferentes hitos que van marcando la voz de Loreto Molina, la trompeta de Ana Gallardo y los arreglos de teclados y programaciones a cargo de Pablo Flores y Pablo Fuentes. También es un críptico mapeo de revelaciones personales que buscan un eco en el espacio que ocupan y de estimulantes insinuaciones pop de una electrónica siempre al filo de la experimentación. 

En poco más de media hora, los nueve cortes de este trabajo dan cuenta de la versatilidad melódica de Namm. En “Con razón y sin sazón”, los recursos electrónicos aparecen con evidente énfasis, lo  que marca la cara más atrevida de los nacionales y en donde se evoca a las primeras creaciones de Flores, un autor que ha trabajado distintas corrientes digitales. Mientras,  en “Paso” las estructuras de bases y teclados invitan sin rodeos al baile y en “Costa Azul”, “Bailando en la oscuridad” o “En frente de mí” los arreglos de bases y sampleos intrincados dirigen el sonido de la banda hacia un pop oscuro y de carácter, en donde voz, vientos y recursos electrónicos arman una destacada cohesión. 

Gracias a esta nutrida plataforma sonora Namm  da una sutil vuelta de tuerca al pop criollo, pero el riesgo no se termina en la incorporación de efectos más o menos novedosos. Aquí también pesa la búsqueda por temáticas nuevas; una intromisión en recovecos poco explorados por los nuevos y más jóvenes creadores locales. Así aparecen referencias a la soledad y la angustia por la pertenencia inconclusa a un tiempo y un espacio (“Chamusca y arena), la desolación y el peso de un proyecto inacabado (“Geografía) y el hastío ante las nuevas y miserables formas de comunidad o relación que se van moldeando entre nosotros (“Stellar”). Al acariciar esas ideas en diferentes fragmentos del disco, la banda forja un discurso poderoso y crítico que se va concadenando canción a canción.

Aunque pertenecen a la nueva camada de poperos criollos, Namm estampa con “Geografía” un estimulante accidente en medio del monótono plano del pop nacional. Su sello es un cuidado uso de las fórmulas de la electrónica, una cautivadora voz principal y la sutil subversión de una poesía que emerge desde una enunciación particular, pero que da cuenta de un desasosiego  general. 

Crítica publicada en El Ciudadano (impreso, octubre 2012) 

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Ignacio Torres - Ahora es cuando




Una estimulante lectura del soul propone Ignacio Torres en “Ahora es cuando”. Aunque no es su primer acercamiento a la canción –el chileno fue integrante de Óvolo y también participó en el desaparecido sello Neurotyka-, este  trabajo es su carta de presentación oficial, una postal que destaca por sus arreglos y por el carisma de Torres, voz que cuenta con las capacidades para incursionar en formatos serenos o en registros cadenciosos  que podrían alcanzar sin problemas la masividad.

De menos a más, el disco se inicia con el pulso lento de “El color del mar”, canción que se une a las programaciones de “Tu esencia”, una sofisticada pieza de R&B que se potencia con la colaboración de Muriel Naranjo en los coros. La serenidad continúa hasta “De fuego”, corte que vuelve a sacar partido a la electrónica. Sin embargo, en esta línea brillan “Otoño” y “Amores”, dos baladas que no ocultan el gusto de Torres por el romanticismo. Esta última es un buen ejemplo de la habilidad del  cantante por rondar los tópicos clásicos del corazón pero sin recurrir a los vicios del soul, estilo obsesionado con la piel, los olores y la sobreactuación de la sensualidad.

Como complemento, los ritmos también seden espacio a los bajos y las percusiones aceleradas en “Sin apuro” y “Ahora es cuando”; asimismo, “Cosas sencillas” y “Nodudes” son dos guiños al hip hop que cuentan con los aportes de Seerjú y Tiei en las rimas. En estos minutos aparece la faceta más alegre del cantante, quien nunca olvida versos esperanzadores y positivos en sus letras.

En consecuencia, gracias a la meticulosa producción de “Ahora es cuando” –que no se queda corta en arreglos de viento, cuerdas, programaciones, efectos y colaboradores- Ignacio Torres firma un disco de buenas ideas y abierto a nuevas interpretaciones sonoras y poéticas para el soul nacional. Un grato acierto.

Crítica publicada en El Ciudadano (impreso, octubre 2012) 

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