viernes, diciembre 23, 2011

Ana Tijoux - La Bala




La expresión de un discurso íntimo y a la vez social a través del hip hop era una tarea pendiente para Ana Tijoux. Después de debutar en solitario con un deficiente Kaos (2007) y tras caer en innecesarias autobiografías en 1977 (2009), la cantante nacional parecía atrapada entre las historias amorosas más comunes del pop y los clichés de un rap prefabricado e individualista. Así, la sorpresa de su más reciente trabajo, La Bala (2011), está en superar esos límites para proponer un estilo que altera y reorganiza  los referentes del hip hop para  transmitir un estado de ánimo rabioso y que destaca por un sonido lleno de contrastes.

Desde las marchas fúnebres que abren el disco con la brillante tríada de “La bala”, “Shock” y “Desclasificado”, pasando por el humor  y las programaciones de “Las cosas por su nombre”, hasta el soul de “Mi mitad” y “Volver”, lo nuevo de la ex Makiza sorprende por una producción que logra fusionar de buena manera la presencia de vientos, cuerdas, baterías y guitarras eléctricas. En vez de despistar, esta diversidad de arreglos otorga coherencia y equilibrio a los once cortes de este trabajo, disco que en cuarenta y cinco minutos refleja la actual preferencia de Ana Tijoux por  los violines, las trompetas, el piano y el violoncello.

A su vez, estas atractivas composiciones son respaldadas por rimas que amplían la visión de la autora y que la hacen dar un paso fuera del ego inmenso que abunda en el rap nacional.  Y es que en La Bala se distinguen evidentes ejercicios líricos que apelan a recoger cierta desilusión en el ambiente, aire impregnado por el fin de la fantasía que por años encegueció (y sigue cegando) a gran parte de la música popular chilena: la  promesa de equidad e igualdad social que hoy padece en estado crítico.

Canciones como “Desclasificado” confirman esta tendencia cuando se escuchan los versos “Todo me delata, mi pelo mi facha / ¿Cuál es la justicia cuando siempre se te tacha?” o  en “Las cosas por su nombre”, momento en que Tijoux parece aturdida al entender que las puertas del progreso nunca estuvieron abiertas para todos. Ese despertar  se resume en “Shock” –el  mejor promocional de la chilena en años-, un corte que consigue traspasar la  coyuntura estudiantil (aprovechada con cierta obscenidad en su respectivo video) para describir el laboratorio económico y político del Chile de las últimas cuatro décadas. 

Es cierto que en el álbum también hay puntos bajos –las románticas “Quizás”  y “Las horas”, además de la caricatura urbana tipo Calle 13 de “Si te preguntan” -, pero la serie de menciones a la violencia del mercado, la fuerza de los anónimos y el repudio a la autoridad dan cuenta de un intento por levantar historias, sumar metáforas, crear personajes y abandonar, al menos por una vez, el relato deslavado de la canción en primera persona. La rockera  “El rey solo” o la épica “Sacar la voz” lo demuestran.

Al margen de la etiqueta mediática de la indignación y sus productos derivados, el último trabajo de Ana Tijoux es un ejemplo indispensable para entender  cómo la decadencia de las instituciones por fin se empieza a colar entre autores nacionales de amplio alcance. De paso, La Bala también consolida la evolución de un sector del hip hop nacional que busca refrescar su sonido, abriendo la ventana a nuevos estilos y recursos instrumentales.

Esta crítica fue publicada en Nacion.cl

2 comentariosComments:

DeMiS dijo...

buen textos de mi blog preferido. me dio ganas de descargar ese disco, trataré de buscarlo nomás xD

saludos

felipe mardones dijo...

grande demis!